Marina: Grande en la locura.

Domingo de Reflexión, Rugby, Rugby : Leyendas

De locos tener que sentarte y tener que dedicar unos minutos a alguien que tantas horas dio por ti. El pasado lunes recibía una noticia que me tuvo preso del odio y la preocupación hasta el viernes. Ese día, recibíamos la familia del rugby la peor noticia que podía darnos la vida: nuestra amiga Marina había fallecido. Maldita enfermedad, la única que ha estado a su lado sin que ella lo deseara y la que nos la ha quitado para siempre. Maldita enfermedad que se ha llevado a los cuarenta y cuatro años a una de mis mejores amigas y “alma” del CRA, URO, Tertulians y CDE Rugby Alcorcón.

No tengo ninguna estructura pensada para esto, por lo que me vais a permitir, vaya soltando ideas que poco tendrán de orden narrativo.

Simplemente, empezar con que debía ser el año 2014 cuando apareció la rubia por nuestras vidas. Una bestia de locura y de diversión que se apuntaba a todo sin ningún tipo de miramiento. Se integró a la de una, no dio tiempo ni a dos ni tres. En escasos minutos ya sabíamos todos que Marina era de nuestro equipo. Siempre sonriendo -ojo que cuando no lo hacía había que correr para que no te pillara y te diera hasta en el cielo de la boca- pero eso no solía pasar. Con esa estela de opacidad sobre su vida personal nos conquistó a todos. Yo creo que ni juntándonos y poniendo encima de la mesa toda la información que tenemos de Marina sacaríamos para media biografía. Ella era así, la aceptábamos como tal y como buenos seguidores del dogma del rugby no preguntábamos más allá de donde cada uno había puesto su punto y final.

Era la primera en todo, bueno, menos en llegar a URJC, ahí siempre llegaba tarde. Aunque casi siempre acompañada de unas viandas que hicieran llevar el “malquedao” de mejor manera. ¡Cómo no iba a llegar tarde! Si iba a todos los sitios en transporte público o andando. Nunca nos pedía que la recogiéramos o la lleváramos a ningún sitio, Éramos nosotros quiénes nos ofreciéramos, por cortesía o por miedo, a las consecuencias que llevaba dejarla en manos de la “Blasa” a esas horas de la madrugada.

Era todo corazón y servidumbre, con nosotros y sobre todo con los niños. Fue su última gran pasión: la escuela. Sonreía siempre que venía después de unas jornadas gritando cómo habían placado sus chavales. Se la notaba que eso la hacía muy feliz. El rugby la hizo muy feliz. Todo lo que estaba relacionado con el rugby la hacía muy feliz. Todavía me acuerdo que me grababa los partidos de la Heineken Cup con un cacharro nuevo que había pedido a Movistar y me decía de acercarme a verlos juntos para no verlos sola. También llegaba tarde, pero al igual que antes, llegaba tarde con una bolsa verde del chino con elementos fríos del mismo color dentro.

Le encantaban los viajes de rugby, los seven, la organización de actividades, jugar, la noche de después… Incansable, incombustible, tediosa alguna vez, maravillosa, siempre elegante y repleta de glamour en general.

El rugby en Alcorcón no se puede contemplar sin que vayan estos dos nombres unidos al de Marina. No solo por su afán en el proyecto femenino, donde será nuestra eterna capitana, sino por toda la difusión y publicidad que daba de él en nuestros incontables momentos de ocio antes y después del mismo.

– ¿Marina?

– Sí, la del rugby.

– Ah, ¡Marina!

Eso era el pan nuestro de cada día. Enganchaba a jóvenes, mayores, padres, madres… Les hacía suyos en cinco minutos y les sacaba el compromiso de bajar a entrenar o de ver el partido de la selección por TdP. 

La mejor embajadora del rugby Alcorcón (siempre que contara al lado con un traductor) porque para qué nos vamos a engañar, su boca no se explicaba en los mismos términos que su corazón. Sinceramente, no era su fuerte la disertación -aunque mejor que el baile sí que era… bueno, ahí, ahí…-. Es probable que alguna vez nos haya contado la fórmula de la coca cola o el remedio para el coronavirus, pero cuando entraba en modo “Brad Pitt en El club de la lucha” o diálogo «pre-pelea» de feriantes, creedme que era imposible entenderla un carajo. Yo todavía sigo son saber a qué se dedicaba, aunque me lo repitió 100 veces… algo de gafas y niños supongo…..

Pero aun así lo conseguía. Conseguía todo lo que quería tan solo con la parte que mostraba y que quería que viéramos o supiéramos de ella. Desaparecía un mes, se te enquistaba una semana seguida. No te cogía el teléfono, te freía a whatsapps. Esa era Marina, pero lo más importante: siempre estaba. Tenía esa parte de madre para todos que sabemos que siempre está sin necesidad de tener que estar.

Te vamos a echar de menos, de hecho, ya lo estamos haciendo y va para lo que viene a ser toda la vida. Y no opino que seamos solo nosotros: el rugby en general, la avenida de las retamas, el Central, la playa de Suances y tantos otros escenarios de seven a los que no faltabas, tus niños, tus padres, yo en pre-nochebuena a las 7 menos cuarto, donde siempre aparecías a tomar la última por el Patio o la Flamenca y nos quedábamos hasta que nos echaba el mensaje del Rey y tú te olvidabas algo dentro del bar, por supuesto….. Tus compañeras, tus compañeros, tu más del triple de amigos que pensabas que tenías, todos.

Alcorcón y el rugby está de luto y en deuda contigo. Esa deuda queremos que la cobren tus “tigres”, queremos que ellos lleven tu legado el día de mañana. Queremos que nunca se olvide el nombre de “María Ángeles Marina Laguna”. Lucharemos por ello. Ganaremos, como tú nos ganaste el corazón y te has llevado parte de él contigo.

Procura no liarla donde vayas, no me marees a los de arriba que demasiado tienen con organizar el tema de la vida eterna por orden para que llegues allí a colarte como en el Central y le digas a San Pedro que dónde están las cervezas frías, que está tardando….

Si algún día nos vemos te contaré en detalle más cosas. Si vamos a lugares diferentes, seguiré diciendo a todo el mundo que una vez tuve una amiga que se llamaba Marina, que me la robaron sin posibilidad de despedirme. Si alguna vez la ves, házselo saber. No te preocupes, sabrán quién es.

Te queremos Viejoven, te añoramos Marina.

#siempreennuestroscorazones